Comentario
Con el inicio de la Edad de los Metales y desde Troya, hace su aparición en el Egeo el empleo del torno lento que, poco a poco, irá desplazando a la factura manual de la cerámica.
Desde las costas anatolias y a través de las vías comerciales, se observa una generalización de las formas lisas, con aristas pulidas y una superficie con brillos metálicos, además de un progresivo esquematismo de la decoración en aquellos casos en que la posean.
Algunas de las piezas más conocidas son los vasos de fondo redondeado y boca acampanada, provistos de dos asas ("depas amphikýpellon" los denominó Schliemann) y unas jarras con un largo pico vertedor, quizá lo más típico de la cerámica anatolia y que tendrá un largo futuro en todo el Egeo (es la tan citada "Schnabelkanne" o jarra de pico, tal como se nombra permanentemente en la bibliografía arqueológica). Un buen número de formas cerámicas halladas en Troya I y II son típicamente heládicas o cicládicas y, en otros casos, producciones locales imitando a aquéllas.
En las islas Cícladas, el período de su apogeo se aprecia bien en la cerámica, pues en ellas nacieron dos formas características muy extendidas por todo el Egeo. Una de las formas típicamente cicládicas es el kernos, vasija con una serie de pequeños recipientes unidos a un pie común y con varios formatos; los kérnoi son interpretados como vasijas rituales para las libaciones. La otra forma es la llamada sartén, pieza de cerámica de función desconocida, cuya cara exterior se halla decorada con múltiples temas: espirales enlazadas de tradición neolítica, soles radiados, círculos de líneas onduladas y los barcos, sin velas y movidos a fuerza de muchos remos, con un extremo elevado y rematado por la figura de un pez. La función de las sartenes ha sido muy controvertida: unos las consideran insignias procesionales; otros, discos solares, por la simbología de los motivos incisos en ellas.
Otras formas cerámicas de las Cícladas son unas botellas de cuello cónico, con un acabado de tipo metálico, además de ciertas piezas en forma de animales, askoi, entre los que sobresale un ejemplar procedente de Thera, un erizo sentado que sostiene una vasija.
En el área heládica, la cerámica destaca por alcanzar la perfección de las formas metálicas, denominada de barniz primitivo (Urfirniskeramik), de origen neolítico. No presenta ninguna decoración y las paredes son notablemente finas, hechas a base de arcilla bien tamizada y mejor cocida, muy duras y con un sonido, al golpe, similar a la mejor porcelana. Una de las formas más características es la llamada salsera (Schnabeltasse), un cuenco con largo pico vertedor y que alcanzó una enorme aceptación por su elegante perfil.
La etapa prepalacial de Creta, con nuevas gentes venidas de Asia Menor, presenta una cerámica que, en los primeros niveles del Minoico Antiguo, reemplaza a las formas neolíticas. Es el llamado estilo de Pyrgos, una cerámica oscura, de superficie bruñida y decoración también bruñida, a base de líneas cruzadas o quebradas. La forma más característica es la de la copa o cáliz de pie alto, junto con vasos de dos asas y cuencos globulares con asas perforadas para permitir su suspensión mediante cuerdas.
A fines del Minoico Antiguo I, otro estilo cerámico se extiende por toda la isla, es el denominado de Hagios Onuphrios, por el yacimiento del mismo nombre situado en el centro de Creta. Con un fondo de color crema, la decoración pintada forma series de líneas ocres o rojas paralelas y cruzadas. La forma más importante es la jarra de pico o Schnabelkanne, además de tazas, copas cónicas y cuencos.
En el Minoico Antiguo II se da un nuevo tipo cerámico, el denominado estilo de Vasiliki, aparecido en el protopalacio arriba estudiado. Esta cerámica, con predominio de la forma llamada tetera, presenta una superficie decorada a base de pintura roja y negra dispuesta en manchas o flameada, como también se la denomina (mottled ware). Este tratamiento parece que comenzó siendo accidental, por haber cocido las vasijas a fuego abierto. Pero después se realizó deliberadamente, para producir este efecto ornamental.
Además de las diversas formas ya reseñadas, la cerámica cretense desarrolla, desde los inicios del Minoico Antiguo, vasijas con silueta de animales (principalmente toros) e incluso de figuras humanas, destacando las que aparecieron en los thóloi de Kumasa y tumbas de habitación de Mojlos. De esta última es bien conocido el ritón en forma de mujer embarazada cuyos senos hacían las veces del pico vertedor, una burda representación de la fecundidad.
Como resumen, en la cerámica cretense, comparándola con la cicládica o la de Grecia continental, se aprecia una mayor selección en las formas de sus vasijas, mucho más contenidas y sencillas, con una clara aportación de la sensibilidad del artesano minoico. En definitiva, el resultado final está más apartado de la inspiración original del prototipo microasiático, como preludio de la sensibilidad minoica que va a presidir las creencias artísticas de la época de apogeo de los palacios.